Sentimiento Colectivo

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"Exaltados, los amantes de los cambios ocupaban la imaginería colectiva. Vendría otro cine (...), otras artes, todo debía comprometerse con causas mayores. Se podríacobatir la pobreza. Se sacaría adelante el país. Se le arrancaría de la oscuridad, del dolor, de las diferencias económicas. La consecuencia era lo primero. Los jóvenes políticos se iban a vivir a las poblaciones, los artistas deponían su narcisismo por la causa del pueblo, la creación debía ser hacha en grupo. El individualismo era pecado mortal de moros y cristianos. Primero, antes que nada, la justicia social. Las manos alzadas hacia el cielo. Algunos se aferraban a sus propiedades temerosos de la revancha de la horda.

(...)El mundo adulto, los afanes materialistas, debían ser abandonados a la brevedad, manchados por el crimen inmoral de la pobreza y el pecado de la avaricia. Nos trataban de idealistas, con el mayor desprecio de la tierra. Ahora, pasado el tiempo, no sé cuándo he sido más despreciable.

Junto al rudo comprometerse con la tierra y las necesidades de la justicia y el compromiso con la sociedad de la igualdad y la libertad, se instalaba un deseo de desconectarse de la materia para denunciarla intrínsecamente corrupta y unirnos en un territorio de espiritualidad superior, de abandono y aventura en pos de otras puertas de la percepción. (...) Las flores, el amor, la primavera del mundo. Los poros abiertos a los nuevos vientos. ¡Qué palabras! ¿Qué seducción más feroz! ¡Qué excitante sentir el vértigo de la historia!

(...) Sentía que tenía que hacer algo pero no tenía ni las agallas ni la edad suficientes. El mundo que yo había vivido era obsoleto. El estilo familiar, el matrimonio, la preocupación por ahorrar o mantenerse sobrio, eran tonterías de prehistóricos defensores del orden establecido. No teníamos idea de cuán establecido llegaría a estar el orden. La historia nos estaba sucediendo y nosotros teníamos sus riendas en la mano. O eso decían. Llegaban noticias de París (siempre han sido importantes las noticias de París) donde las barricadas habían puesto en jaque a eso que llamábamos el sistema. Pintar muros, pedir lo imposible, la imaginación al poder. La recuelta había llegado, el sentimiewnto más romántico y más decimonónico nos tomaba el corazón."

"LA MALA MEMORIA", Marco Antonio de la Parra

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